Tiza Mojada: septiembre 2007

septiembre 20, 2007 

La edad de los cerezos

Hace frío. Juliana Tabares viuda de Hernández y Enriquez, sale de la ducha. Afuera, en el jardín, sobre el césped recién cortado: una niña. Tras una pelota de colores, corriendo, sola: una niña. El eco de su pequeña risa saca a Juliana de ese letargo de agua caliente, jabón de avena y champú medicado. Mientras sostiene la toalla desteñida de pececitos rojos, y con la mano justo en el corazón, corre la cortina y la observa… es pequeña, blanca, de cabello marrón, sus ojos… del color del césped. Justo antes de alcanzar la pelota, desde otra ventana, una voz delgada y temblorosa grita: ¡Entráte Celeste, te dije que ya no es hora de jugar!, Entonces la niña, de la edad de los cerezos, apaga sus ojos y camina cabizbaja hacia una puerta de metal, olvida la pelota. Juliana suelta en silencio la cortina, un hombre la abraza por detrás, la besa en el cuello.

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